
Leire Basañez
Desde que era muy pequeña, Leire se metía al agua con un bugy a jugar en las olas y le encantaba. Cuando tenía 11 años, sintió curiosidad por el surf y le dijo a su tío, que surfeaba, que a ver si tenía una tabla para prestarle, y además de prestársela se metió con ella un par de veces a empujarla y enseñarla. Después se apuntó a clases e iba por su cuenta cuando podía. Tuvo un gran parón en su adolescencia, y alrededor de los 20, retomó.
Nunca se ha dedicado al surf. Su carrera profesional es la psicología. El surf es una de sus pasiones, pero nunca le ha dado de comer. El surf le ha enseñado muchos aspectos de la vida que no hubiese aprendido sin él, la mayoría de personas de las que se rodea las ha conocido gracias a este deporte y ha conocido lugares increíbles. Además, ha podido trabajar de monitora de surf transmitiendo su pasión a un montón de personas de muchos lugares diferentes del mundo.
Para relajarse y desconectar, surfea, además de leer, escribir, entrenar, hacer yoga y escalar. Por eso le gusta y lo disfruta tanto, porque asocia el surf a la desconexión, y lo hace porque realmente quiere hacerlo, no por obligación. Eso le hace estar enganchada y mejorar cada día, además de ponerse cada vez más al límite.
Su objetivo a corto plazo es entrar en el quemao y hacerse un tubo. En Canarias ha conocido a mucha gente que le inspira y le apoya para que siga creciendo en este deporte y muy dispuestos a ayudarla. Para ello está realizando entrenamientos funcionales para estar físicamente preparada y también entrenamientos de respiraciones para estar psicológicamente preparada. Su objetivo a largo plazo es coger olas grandes, cerca de donde ella vive sale alguna vez una ola que se llama “La Machacona”, y la gente suele entrar con moto de agua, su objetivo es entrar ahí, y sentirse preparada.